La Banca Libre


Ramón Parellada

El pasado 12 de noviembre la Universidad Francisco Marroquín otorgó un doctorado honoris causa en Ciencias Sociales al profesor Lawrence White H. White. Lo considero uno de los expertos más importantes en el tema de La Banca Libre.

El profesor White estudió economía en la Universidad de Harvard y luego hizo sus estudios de maestría y doctorado en la Universidad de California en Los Ángeles.
Sus principales áreas de estudio, investigación y enseñanza son de teoría monetaria, historia económica, historia del pensamiento económico y macroeconomía.
Es profesor de economía en la Universidad de George Mason, donde enseña teoría monetaria, macroeconomía y Dinero y Banca.
Hablar del profesor White sin mencionar la Banca Libre es inevitable. Muchas personas desconocen lo que es la Banca Libre y por ello me permito compartirles una brevísima historia del dinero.
En primer lugar entendamos que el dinero surgió espontáneamente en la sociedad y las personas se dieron cuenta de que existía mucho después, cuando ya lo estaban utilizando. No lo inventó nadie en particular. No fue diseñado deliberadamente ni fue planificado. Este dinero privado evolucionó gracias a la competencia en el mercado llegando al final a escogerse cuál era el que mejor cumplía con su función principal de medio de intercambio. De ahí que luego de experimentar con semillas, pescados, cabezas de ganado, cacao entre los Mayas, diversos metales, los finalistas fueron el oro y la plata.
Con el tiempo, los gobernantes vieron una forma de hacerse de recursos sin tener que persuadir a los ciudadanos. Decidieron que debían controlar el dinero emitiéndolo ellos mismos y prohibiendo que otros lo emitieran. Obviamente al gobierno no le gusta la competencia y se recetaron por la fuerza, claro está, un poder monopólico de la emisión y manejo del dinero.
Más tarde crearon los Bancos Centrales y emitieron una serie de leyes en las que se le prohibía y penalizaba a los ciudadanos poder emitirlo, se obligaba el uso forzoso del dinero estatal y se prohibía utilizar libremente diferentes divisas, las que debían ser controladas por el gobierno y transformadas a monedas locales. Así, los gobernantes le quitaron las opciones a los ciudadanos de poder escoger entre diversas monedas cuál era la mejor para ellos además de que podían hacer lo que quisieran con el dinero estatal y la banca quedó sujeta a una infinidad de controles estatales utilizando dinero estatal. El resultado fue la destrucción del valor de ese dinero, destrucción del ahorro de los ciudadanos, distorsión de precios, transferencias injustas de riqueza y finalmente un descalabro total de la economía del país.
En un sistema de Banca libre no hay Banco Central que regule a los bancos que por ley deben pertenecer al sistema. Los bancos privados que mejor sirven al consumidor son los que sobreviven, la mejor moneda es la que prevalece y nadie tiene que preocuparse por la cantidad de dinero que hay en un momento dado. Además, los dueños y empresarios de los bancos en un sistema de Banca Libre son más cuidadosos y prudentes que en un sistema de Banca Central.
Lamentablemente, nosotros no hemos gozado de ningún sistema de Banca Libre. Nuestro sistema es el de una intervención en manera monetaria y bancaria casi total. Resultado de ello son los graves problemas económicos y financieros actuales que afectan Europa empezando por Grecia y ahora Italia. Pronto será el turno de Portugal, España e Irlanda. De este lado del Atlántico lo sufren los Estados Unidos de América y el contagio se trasladará en mayor o menor grado al resto del mundo.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 17 de noviembre 2011.