Destrucción del valor del quetzal


Ramón Parellada

Año con año el quetzal pierde valor. Los economistas le denominan pérdida del poder adquisitivo o de compra. La razón no se encuentra como algunos creen en el aumento de los precios del petróleo ni en aumentos salariales ni en aumentos en impuestos como muchos suelen repetir porque antes estos cambios, con la misma cantidad de dinero, estas variaciones en precios implicarían de menos consumo de petróleo y sus derivados u otros productos, o causarían desempleo o frenarían el crecimiento económico.

La inflación se define popularmente como el aumento generalizado y sostenido del nivel de precios. Sin embargo, considero que esta definición es deficiente e insuficiente porque no permite ver la causa de la misma sino que sólo trata de medir uno de sus nocivos efectos. Prefiero la definición de la Escuela Austríaca de Economía que es el aumento de la oferta de dinero por encima de la demanda del mismo no causada por el mercado. La misma se puede explicar para Guatemala como el aumento en la cantidad de quetzales por encima de la demanda de los mismos no causada por el mercado.

Como el Banco de Guatemala posee el monopolio de emisión monetaria, o sea, es el único que puede aumentar o disminuir la cantidad de quetzales que hay en nuestra economía (oferta monetaria), entonces esta entidad es la principal responsable de la inflación en nuestro país y una de las consecuencias de la misma es la pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda.

La inflación no es sólo la pérdida del poder adquisitivo del quetzal sino que tiene más consecuencias pues cada vez que se incrementa la cantidad de quetzales no se distribuye a todos por igual ni al mismo tiempo. Así, quienes primero compran cuando hay más quetzales encontrarán productos al precio que refleja la antigua cantidad de quetzales que había en el país pero los que compran después o de último encuentran precios que ya han aumentado.

Los que ahorraron pierden porque cuando decidieron guardar y ahorrar una parte de sus ingresos, el quetzal valía más al inicio que al final del período de su ahorro. Aunque le paguen un interés por ese dinero, si la tasa es menor que la tasa de inflación entonces su dinero ahorrado valdrá menos que cuando lo decidió ahorrar. Con ese dinero podrá comprar menos bienes y servicios que antes.

Los asalariados pierden poder de compra porque ahora podrán comprar menos que hace un año. Los que tienen deudas devolverán quetzales con menor valor del que recibieron aunque de nuevo, si la tasa de interés que pagan por sus préstamos es mayor que la inflación entonces quien recibe ese dinero quedará compensado. Vemos pues que la inflación provoca injustas transferencias de riqueza de unos a otros.

La forma común de medir la inflación se lleva a cabo en Guatemala por el INE (Instituto Nacional de Estadísticas) y el Banco de Guatemala a través del IPC (Índice de Precios al C0onsumidor). Se registran así las variaciones de los precios de una canasta de varios bienes y servicios que consumen los guatemaltecos.

De acuerdo al IPC publicado mensualmente por el banco de Guatemala, de diciembre del año 2001 a noviembre de este año el aumento inflacionario ha sido del 88.17%. Esto es que con un quetzal de hoy apenas se puede comprar un 53.14 de lo que compraba en diciembre del 2001. Nuestro quetzal ha perdido la mitad de su valor o sea que compra hoy la mitad de lo que se compraba hace 10 años.

La principal función del Banco de Guatemala es mantener el poder adquisitivo del quetzal. ¿La está cumpliendo? Definitivamente que no.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 15 de diciembre 2011.