El desafío de superar la pobreza


Verónica Spross de Rivera

El problema de la pobreza persiste en Guatemala. A pesar de los múltiples esfuerzos realizados en los últimos años en la implementación de programas de protección social como las Transferencias Monetarias Condicionadas y las Bolsas Solidarias, entre otros, las recientes encuestas realizadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) denotan magros resultados en el indicador de porcentaje de población en situación de pobreza.

La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), que efectuó el INE entre los meses de marzo y agosto de este año, indica que la pobreza total subió 2.7 puntos, aunque la proporción de personas en situación de pobreza extrema sí se redujo en cerca de 2%, situándose en 13.3%. La preocupación fundamental se centra en que la mitad de los guatemaltecos vive en condiciones de pobreza, aun cuando contamos con recursos naturales, una situación geográfica privilegiada y más de 14 millones de personas deseosas de trabajar y salir adelante.
¿A qué puede deberse este estancamiento en que nos encontramos? ¿Por qué no hemos podido reducir la pobreza de manera significativa en la última década? A estas alturas del siglo XXI la generalidad de los guatemaltecos podría estar en mejores condiciones, si hubiésemos adoptado las políticas públicas adecuadas para generar más riqueza.
Es importante recordar que la pobreza solamente se combate a través de la generación de riqueza, como bien lo decía Manuel Ayau y cuyas ideas quedaron plasmadas en la obra Sentido Común, que recopila sus ideas, comentarios y propuestas que planteó en sus columnas semanales durante muchos años. Es de recordar una promesa de campaña que quedó incumplida, en referencia a la creación de 700 mil empleos. No se hizo lo necesario para atraer inversión que creara tal cantidad de puestos de calidad. Hubo mensajes contradictorios y no se realizaron acciones concretas para promover que empresas extranjeras pensaran en Guatemala como un destino para la inversión. Lo que más afectó es la falta de seguridad y las deficiencias en el Estado de Derecho, evidenciadas principalmente en los problemas del funcionamiento del sistema de justicia.
La falta de calidad en la educación a la que acceden la mayor parte de niños y jóvenes de las familias pobres es una barrera innegable para la superación de la pobreza, que merece ser atendida con prioridad en los próximos años. El Banco Mundial ha puesto en evidencia que los 5 años de escolaridad promedio que tienen los guatemaltecos no es suficiente para ser competitivos en relación incluso de nuestros vecinos centroamericanos. Y, además, aunque se estén inscribiendo más niños en las escuelas, no están aprendiendo lo necesario para poder prosperar. La formación para el trabajo y para ser emprendendores también es muy necesaria.
Hay ahora una nueva oportunidad para reducir la pobreza. Debemos enfocarnos claramente en la creación de empleos que permitan a las familias generar ingresos para poder atender sus necesidades básicas. Complementariamente, debe revisarse a conciencia los programas de Gobierno que buscan reducir la pobreza, ya que han resultado demasiado caros, no pasarían la prueba de análisis costo-beneficio. Sería más conveniente focalizar las acciones en los grupos vulnerables o en extrema pobreza, con adecuada gestión y la debida transparencia. Estrategias centradas en el fortalecimiento de la familia podrían tener mejores resultados.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día miércoles 16 de noviembre 2011.