Fingidores

Irene Daina, excelente actriz, "fumaba" en el escenario sin fumar. La cómica sostenía el cigarrillo con elegancia y se lo llevaba a los labios muy sensualmente, muy dignamente. Conseguía dar el pego porque ella era no fumadora.
La ministra Pajín dice, en referencia a los cómicos en escena, que "se puede simular que se fuma sin fumar", intentando convencer a los titiriteros de que sean imaginativos, osea, que se las apañen para fumar pitillos que no son pitillos, lo mismo que beben güisquis que no son güisquis o asesinan sin asesinar.
La gran Irene Daina simulaba magistralmente que fumaba sin fumar, pero lo hacía con un cigarrillo de verdad. Por eso el dueño del asador de Marbella se ha puesto como se ha puesto. Él necesita que la fumadera sea auténtica, sin disimulos, con todo dios tragando el humo y apestando el ambiente. Cualquiera no tiene talento para fingir como los actores.


Berlusconi y Camps son muy corruptos pero fingen de maravilla. Se creen su personaje. No son actores pero como si lo fuesen. Aman el Poder de tal manera que son capaces de convencer a un gran sector de la población de que los malos son otros. En próximos capítulos nos iremos aproximando al desenlace de ambas comedias.


¿Alberto Contador es un fingidor o una víctima?... Lo del solomillo con clembuterol añadido y la buena imagen del chico han obrado el milagro: inocente para la Justicia española. ¿Un gran fingidor o una pobre víctima?


¿Y los de Sortu?... Batasuna de ayer, de ayer mismo, de hace muy poquito; proetarras de ayer; simpatizantes de los asesinos durante lustros. Y ahora rechazan la violencia, ¡oh!... Para mi que están fingiendo de puta madre, y además no condenan a ETA.