Película de mi viaje aéreo por holidays navideñas

24 de Diciembre de 2.010
Aeropuerto de El Altet, Alicante-Alacant

El caballero que me factura el equipaje lleva un gorro de Papa Noel.

Estando ya acomodado en el avión, dicen que hay que desalojarlo porque tiene una avería. Nos conducen a otro avión que nos dejará en Liverpool y luego por carretera a Manchester, destino de este viaje.

La chica que revisa mi tarjeta de embarque para acceder al otro avión luce unas astas de reno.

El viento nos zarandea en el ascenso.

Vuelvo a gozar del paisaje atractivo de la costa valenciana. Siempre viajo en asiento de ventanilla porque soy como un crío.

En mi fila, de tres asientos, hay una inglesa rubia coloradita y su hijo pequeño. El niño está al lado mio y la mami al lado del pasillo. La rubia habla en español sin que se la note para nada su procedencia inglesa. Sólo la delata el aspecto.

La rubia me traduce las palabras del comandante respecto al viaje autobusero Liverpool-Manchester. Como siempre, esta compañóa (EasyJet) no traduce del inglés al español.

Sigue arreciando el viento. Mar picada. Muchos barcos mercantes ahí abajo.

Viento fortísimo. Una azafata rubia de ojos verdes embelesadores me indica que me abroche el cinturón. Se me había pasado este detallito.

El niño protesta porque no quiere tener puesto el cinturón. Logra liberarse de la correa opresora para cabreo de su madre.

Continúo un rato con el libro que empecé en casa hace días, "Trasplante", de Frank G. Slaunghter, un autor del que ya había leído otras novelas, pero que en esta se muestra especialmente humorístico.

Azael - me entero del nombre del niño - incordia a un calvo de la fila de delante que está intentando dormir. Luego simpatiza con otro caballero de la fila de atrás.

Ahora, Azael, come patatas "Pringles" y bebe agua de botellín. Su madre engulle un bocata. Yo acabo de comerme el bocata de salchichas que he traído de casa, y ahora bebo una diet pepsi que me ha servido la rubia de los ojos verdes embelesadores.

No puede ser, quiero hacerlo todo a la vez, beber, comer chuches, leer la novela, redactar estas notas, hacer fotos panorámicas, jugar con Azael y observar a la rubia.

A Azael le encantan los arándanos deshidratados que estoy comiendo. Los comparto con él.

Hace un rato hemos pasado sobre los formidables Pirineos nevados. Ahora todo es un enorme edredón blanco de nubes.

Azael se ha cagado. Su rubiales mamá se lo lleva al mini-váter aéreo.

La siguiente media hora me entretengo con las situaciones jocosas en las que se ve inmerso Henry Wallers, el protagonista de Trasplante, un hombre al que le han trasplantado un pene de considerables proporciones y lo usa con señoras estupendísimas.

Azael vuelve a incordiar al calvo, este mira hacia atrás con sonrisa de circunstancias.

Inglaterra se nos muestra absolutamente nevada. Hago una serie de fotos estupendas en las que se ve una parte del ala del avión y el paisaje nevado de fondo.

Montañas pequeñas de nata, llanos blancos con rayitas negras, como si fuesen cortes hechos a cuchillo. Un sol radiante hace más luminosa la blancura de la nieve en las proximidades de Liverpool.

Azael juega con el sombrero del señor de atrás. Hace un rato ha querido quitarme mi nariz de payaso pero no le he dejado. Hubiese termido en el suelo como el cilindro de los Pringles.

Abajo, los canales de Liverpool. Más fotos. Descendemos en giros suaves. Nos abrochamos los cinturones para tomar tierra.

Ya somos parte de un Liverpool de postal navideña. Siempre me ha gustado el pequeño y cómodo aeropuerto Jhon Lennon de Liverpool.

Termino estas notas en el bus gratuito Liverpool-Manchester por gentileza de EasyJet.

Mañana: "Vuelo de regreso Manchester-Alicante"