La belleza de los sonetos de Shakespeare

Helena Tritek logró una interesante puesta en escena

El amante del amor. Sonetos de William Shakespeare. Intérpretes: Victoria Almeida, Stella Brandolín, Mariano Gladis, Roberto Romano y Alejandro Viola. Realización de arte: Alejandro Granado. Asistente de dirección: Diego Lorenzo. Dirección: Helena Tritek. En Patio de Actores, Lerma 568 (4772-9732). Viernes, a las 21. Duración: 90 minutos.
Nuestra opinión: muy buena

Shakespeare es como el mar: infinito, incesante, insondable. Cuantas veces uno se sumerge en sus textos, encuentra nuevos tesoros donde creía haber agotado la veta. Aquí se trata no sólo de los sonetos: también hay fragmentos de La tempestad, Cuento de invierno, Venus y Adonis, El peregrino apasionado? Desde que, años atrás, Bernardo Forteza dijo admirablemente los versos de Venus y Adonis en el Payró, no se recuerda en nuestros escenarios un mayor homenaje a la poesía del Bardo.

El amante del amor es un espectáculo muy bello, muy original; por completo distinto, arriesgado y travieso. Irreverente, también, lo que cabe agradecer cuando se trata de un clásico. Inclasificable dentro de un género determinado, podría comparárselo con una revista en cuyos diversos cuadros se mezclan la poesía, la música ?Shostakovitch, Granados, Händel, Bach y, sobre todo, Mozart?, la danza, el circo, la tragedia y la picardía. En este último aspecto, es un hallazgo acercar a Shakespeare y Mozart, hermanos en saltar sin red de un extremo a otro del espectro de las emociones y las pasiones, con singular facilidad y felicidad.

Elenco prodigioso

Con mínimos elementos ?máscaras, cuatro bancos, una embocadura de escena que evoca el recinto isabelino de The Rose?, una rica imaginación y una estética muy refinada pero que no desdeña lo rústico, el reconocido talento de Helena Tritek juega con las imágenes, las metáforas, los retruécanos y las picardías de los textos prodigiosos: es evidente que se divierte mucho, lo mismo que los excelentes intérpretes (capaces de tararear a capella difíciles arias de Mozart) y, por cierto, también el público.

El sentido de algunos cuadros variará, seguramente, según el temperamento y la sensibilidad de cada espectador, y no sabemos con exactitud que significa aquí el rubro "realización de arte", pero, sea lo que fuere, merece compartir el aplauso.

Ernesto Schoo
Fuente: La Nación