Cuadros y esculturas, los apuntes de una historia del arte nacional

CARLOS ALONSO. "Amanecer argentino".

Se inauguró ayer la muestra Bicentenario, arte argentino en la provincia, con 130 obras de los más importantes artistas del país, en el Teatro Argentino de La Plata.

Por: Marina Navarro

En el principio está El Pescador, ese hombre trabajando en las orillas que Prilidiano Pueyrredón pintó a mediados del Siglo XIX. Al final, Aquí no pasó nada, saturado y tan oscuro que parece querer tapar lo evidente, una pintura de Luis Felipe Noé, que alude a la última dictadura.

En el medio, ordenadas cronológicamente en tres salas, 130 obras de los artistas plásticos nacionales más importantes, organizadas como una placentera lección de historia del arte argentino, en la que sólo es necesario recorrer la exhibición para aprender. De eso se trata la muestra Bicentenario. Arte Argentino en la provincia, que se inauguró ayer en el Teatro Argentino de la Plata, una iniciativa del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, con la dirección de Rubén Betbeder, director del Museo Provincial de Bellas Artes.

Al principio, entonces, obras del siglo XIX: escenas cotidianas y retratos de la época. Además de El Pescador de Prilidiano Pueyrredón, se destaca El torso, de Eduardo Sívori, la figura de un hombre de espaldas.

A comienzos del siglo XX, se notan la influencia europea y la marca de la vanguardia de los años 40. Hay exponentes del impresionismo como Martín Malharro, que juega con la luz en sus pinturas, y artistas fuertemente influenciados por el cubismo como Xul Solar o Emilio Pettoruti. Resalta la novedad que ofrece Quinquela Martín al pintar la vida portuaria de La Boca.

En la planta baja del Teatro Argentino, una escena atrapa: cuatro retratos de mujeres. Cada una es inconfundible por el sello personal de cada pintor. El retrato de Berni, con los ojos enormes y la figura gruesa que caracterizan su representación del ser humano, los rasgos tenues y esfumados con que pintó Raúl Soldi a una mujer amamantando, la obra de Lino Spilimbergo, de colores vivos y trazos definidos, y los rasgos finos y delicados de Enrique Larragaña en otro de los retratos.

A partir de la segunda mitad del siglo XX, empiezan a mezclarse los colores, las formas y las dimensiones. Los 60 emergen con fuerza. Destaca una escultura en madera, a escala humana, de Roberto Aizenberg que caracteriza a la mujer de la época dividiéndola en dos planos. En la parte inferior, las piernas desnudas y tacos, y en la superior una suerte de caja de música a la que cualquiera puede darle cuerda, como a una cosa.

El contraste con el final de siglo es fuerte. La explosión de colores de los 60 queda atrás y dominan los colores y los temas oscuros. Es que la dictadura dejó su impronta de horror también en el arte, como se puede ver en Amanecer argentino de Carlos Alonso.

Carlos Morel, José León Palliere, Rogelio Yrurtia, Pío Collivadino, Fernando Fader, Lucio Fontana, Raúl Lozza, Pérez Celis y Luis Tomasello son otros de los grandes cuyas obras están presentes en la muestra. La cita es en el Teatro Argentino de La Plata, Avenida 51 entre 9 y 10, hasta el 30 de junio. Con entrada gratis.

Fuente: Revista Ñ